Cuando se acercaba febrero, mi abuela decía:
“El primero hace día;
el segundo Santa María, hora y media alarga el día;
el tercero San Blas, más y más;
el cuarto nada y el quinto,
Santa Águeda y detrás.“
En mi pueblo, Alacón, hay dos ermitas, una en el monte, en el secano y otra en el manantial que riega la huerta del pueblo, a los pies de la balsa. La primera está dedicada a San Blas (3 de febrero) y la otra a San Miguel (29 de septiembre). Cada año se hacen dos romerías en esas fechas tan especiales recordadas por los citados santos. La primera corresponde a San Blas, el gargantero. “En esta fecha durante la romería hasta la ermita, se cogía una ramita de tomillo o de romero y se ponía en el cuello para evitar problemas de garganta durante el año.“ Esta es la explicación que daba mi abuela después del refrán.
No se refiere tanto al clima, como a las horas de luz que ya van tomando relevancia en contraste con la noche. La Virgen de Santa María, la Candelaria (candela = vela = luz; 2 de febrero) además de marcar el inicio del aumento de la influencia lumínica, marca otro inicio, esta vez referente al tiempo meteorológico que nos va a acompañar durante los próximos meses: “Si en la candelaria plora, el invierno está fora y si no plora, ni dentro ni fora.”. También al otro lado del charco este día es el día de la marmota. Se dice que la marmota sale ese día del nido y si se ve la sombra (Tiempo anticiclónico, típico del invierno), se asusta y vuelve al nido, si no se ve la sombra (Tiempo de borrascas, típico de primavera), sale ya del reposo invernal y esto marca el inicio de la primavera y el fin del invierno. Este año resulta que el invierno entró justo los días precesores a la Candelaria (primera ola de frío, primeras heladas en muchos puntos) que nos asegura un invierno largo.
Aún con estas olas de frío:
“Febrero, el revoltoso no pasó de veintiocho; si treinta tuviera, nadie con él pudiera.”
el agua no termina de caer,
“Nieve de febrero, en las patas se la lleva el perro.“
“Nieve febrerina, en las patas se la lleva la gallina.”
pero el frío, sí.
“Adiós febrero mocho, con tus días veintiocho;
tú te vas y yo me quedo con mis becerros ocho.
Calla, calla;
que con dos días que me faltan y otros dos que me prestará marzo,
tus ocho becerros se quedaban en cuatro.”
Pero bueno, ya hemos pasado la mitad de este febrero mocho y ya se acerca San Matías (24 de febrero):
“San Matías,
marzo al quinto día;
entra el sol por las umbrías
calienta las aguas frías;
cantan las cotovías,
y el pastor sus gollorías.”
“San Matías,
está marzo a cinco días,
y si es bisiesto,
cátalo al sexto.”