“La luna de octubre, siete lunas cubre y si llueve, nueve”, este refrán lo dice mi abuela cada vez que nos vamos acercando a este dichoso mes y más aún, cuando estamos en años como este, año con una de esas sequías que hacen memoria e historia.
Mi abuela explica que el tiempo meteorológico que hay en la luna nueva que nace durante el mes de octubre se repite durante siete lunas si no llueve, como ocurrió el año pasado y hace cuatro y cinco años. Pero si llueve durante este periodo, hay agua asegurada durante nueve ciclos de luna, es decir, hasta el mes de mayo o junio, dependiendo de como caiga este ciclo.
Este año, la luna de octubre (la luna nueva que nació en octubre) fue el 26 de octubre. A partir del cuarto menguante, aproximadamente, el tiempo empezó a cambiar. Nos abandonaron los días de calor veraniego y empezaron a entrar borrascas. Cada vez que nos acercábamos más a la luna nueva más humedad entraba, hasta que en los días más próximos a la luna nueva, cayó la lluvia. En todos los sitios, menos en la provincia de Teruel, más concretamente en la zona del grupo del Bajo Aragón Histórico. Hay zonas que apenas han caído 10 litros de agua desde el momento que estamos comentado. En el resto de nuestra comunidad ha llovido en estos días pero decreciendo conforme bajamos en latitud.
Este refrán no habla de cantidades por lo que tengamos confianza y esperemos que en las zonas que menos ha llovido en este primer ciclo de luna, sean más agraciadas en los siguientes.
Esperemos que este refrán se cumpla y los campos sonrían como lo hacen, verdes.
No podemos acabar este texto sin nombrar a San Martin, y su veranillo, que pudimos disfrutar en torno al pasado 11 de noviembre con unas días de sol, casi veraniegos. Tres días más tarde, vuelven las nieblas y las lluvias.
“Le dice el hortelano al ajo:
Ajo, ¿por qué fuiste tan ruín?
Y le contesta el ajo:
Porque no me sembraste para San Martín.
Ajo, ¿Por qué no medraste?- Porque en San Martín, no me sembraste”.
De todas formas, “Por Navidad, el ajo ni nacido ni por sembrar”.